Hermano Moisés Cisneros: presencia, aliento y cariño
El 29 de abril de 2021 se celebra el 30 aniversario del asesinato del Hermano Moisés Cisneros, en las instalaciones de la Escuela Marista, situada en una zona marginal de la Ciudad de Guatemala. El H. Gregorio Linacero, de la Provincia América Central, que se encuentra actualmente en Roma como asistente del Economato general y Gestor de proyectos del Plan Estratégico de la Administración general, nos cuenta su experiencia personal sobre la vida y entrega del H. Moisés, a quien conoció personalmente.
La entrega de la vida hasta las últimas consecuencias por optar por los marginados
“El Hermano Moisés se encontraba en la oficina de la dirección y ahí fue asaltado, asesinado y abandonado en una bodega adjunta a la oficina. Esto pudo realizarse por el apoyo que el asesino tuvo de la secretaria de la Escuela.
Las circunstancias del asesinato del Hermano están vinculadas a la persecución que las fuerzas armadas mantenían contra la Iglesia Católica por su compromiso social. Se debe tener en cuenta que desde los años setenta hasta el 2000 fueron asesinados múltiples sacerdotes, religiosos y catequistas. También martirizaron a un obispo.
El Hermano Moisés fue director de la Escuela Marista desde enero de 1990. Durante este breve tiempo, mantuvo un firme compromiso con los más necesitados. Sus expresiones públicas y las decisiones en línea de la opción por los más pobres como: cuotas escolares diversificadas, libros escolares en préstamo, visitas a las casas de las familias de los estudiantes, estudios socioeconómicos…, todo estaba en función de que los niños más pobres pudieran recibir una educación marista.
Unido a esto, Moisés, mantuvo un fuerte apoyo al movimiento de pastoral juvenil: REMAR. Involucró a estos grupos en las decisiones tomadas a favor de las familias más pobres de la Escuela. Esto ayudó a afianzar en los muchachos la conciencia crítica en el análisis de la realidad social.
En la Pascua Juvenil de 1991, celebrada por los grupos de REMAR en la Escuela Marista, el Sábado Santo, los jóvenes elaboraron un CREDO con un fuerte componente crítico que fue proclamado en la Vigilia Pascual. En esta celebración estaban presentes algunos miembros de la escuela militar. Este detalle y otros muchos, nos han ayudado a muchos a comprender que su muerte está vinculado a esta persecución eclesial por parte de las fuerzas armadas.
Cuando el Hermano Moisés fue (en mi opinión) martirizado, yo era un hermano joven. Su presencia, aliento y cariño fueron determinantes en el momento de la decisión de hacer la profesión perpetua.
En mi opinión la muerte del H. Moisés corresponde con la de un mártir. Su vida, su testimonio y su muerte violenta me han ayudado a percibir más claramente la opción de Jesús por los marginados y a comprender el Evangelio desde esta mirada.
En estos momentos, en que se está iniciando la causa de canonización de Moisés, creo que es un buen momento para “universalizar” a Moisés y difundir el testimonio de nuestro hermano que entregó su vida hasta el final.
Creo que es posible transmitir a nuevas generaciones maristas del mundo entero que el testimonio de la vida de Moisés es similar al de Jesús de Nazaret: la entrega de la vida hasta las últimas consecuencias por optar por los marginados.
Que el Buen Padre nos ayude a vivir el evangelio.