La Vitalidad del Carisma Marista y su Llamado a la Misión Laical

Reflexiones de Manuel Gómez Cid

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Por: Comunicaciones

América Central

Manuel Gómez Cid, un laico marista con profundas raíces en la tradición marista, ha sido una figura instrumental en la Provincia Mediterránea. Nacido en Sevilla, España, su vida ha estado inextricablemente ligada a la educación y valores maristas. Tras años de compromiso y servicio en diferentes capacidades, desde estudiante hasta director y más allá, Manuel ha adquirido una perspectiva única sobre la misión y el carisma marista.

La Misión del Secretariado de Laicos

El Secretariado de Laicos del Instituto juega un papel fundamental en el panorama marista actual. Su principal misión es el acompañamiento de las Unidades Administrativas, centrando sus esfuerzos en fomentar el crecimiento y desarrollo de la vocación marista laical. Este órgano proporciona recursos, reflexiones y experiencias formativas, sirviendo de faro para aquellos que buscan profundizar en su vocación laical.

Avancemos Juntos: La Importancia de la Comunidad en el Camino Marista

Gómez Cid destaca el lema “Avancemos Juntos” como un reflejo del corazón del mensaje marista. Este lema no es solo una frase; es una invitación a hermanos y laicos a emprender un viaje juntos. La idea de “avanzar” nos habla de un proceso, un camino que tiene un recorrido y un futuro. Esta travesía marista se fortalece con la comunión y fraternidad, conceptos centrales que se han ido consolidando en el tejido mismo de la comunidad marista.

Proyectos Actuales: Reflexionando y Profundizando en la Vocación Marista

Manuel y su equipo están inmersos en el “Fórum Internacional sobre la Vocación Marista Laical”. Este proyecto busca una comprensión más profunda de la vocación marista y explora formas de fortalecer la vinculación al carisma marista. Es un compromiso que apunta a iluminar y orientar a la comunidad en torno a la riqueza de la vocación laical.

Un Llamado a la Comunidad Laical

Finalmente, Gómez Cid nos deja con un mensaje profundo y movilizador. Insta a la comunidad a reconocer y vivir su vocación laical con autenticidad y pasión. Nos invita a agradecer el carisma de San Marcelino y a asumir la responsabilidad que tenemos como portadores de este legado. La construcción de una Iglesia con rostro mariano no es solo una visión, es un llamado a la acción, y Manuel nos recuerda la importancia de responder a ese llamado con corazón y compromiso.

A través de estas reflexiones, queda claro que el carisma marista es más que una tradición; es una guía viva que invita a cada miembro de la comunidad a profundizar, vivir y compartir su fe y vocación con el mundo.

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