XXIII Capítulo General: lo que pasó y lo que viene
Oficina de comunicaciones
Redacción provincial
¡Vayan, Maristas de Champagnat! Sean un hogar para todos, un río de vida para el mundo.”
El XXIII Capítulo General reunió a capitulares, hermanos y laicos en Tagaytay (Filipinas) durante cinco semanas intensas de trabajo compartido. El día final —el 8 de octubre de 2025— articuló todo lo vivido en una celebración eucarística y una ceremonia de clausura que no sólo agradecieron el camino recorrido sino que sendaron el compromiso de traducir lo discernido en acción concreta en las Provincias.
Un ambiente que fue oración y fraternidad
Las jornadas estuvieron marcadas por la vida litúrgica y los símbolos. Cada mañana hubo momentos de oración y reflexión en la capilla a partir de las imágenes que ilustran las llamadas del Capítulo: no eran sólo imágenes artísticas, sino puertas para interiorizar qué llama a la vida marista hoy y cómo esas llamadas pueden encarnarse en las realidades locales.
La misa de clausura, presidida por Mons. Reynaldo G. Evangelista y animada por los escolásticos del MAPAC, culminó con el envío litúrgico: recipientes con agua como signo del “río de vida”, una vela al Superior General y pergaminos que acompañaron a cada capitular como recordatorio de la misión.
En palabras de H. Ador Aquino: “Durante esta última semana, hemos enfrentado juntos sombras y sueños. Y el Espíritu ha encendido un fuego en nuestros huesos, un río que no puede ser contenido”.
El tono fue de gratitud y de fraternidad concreta: agradecimientos al gobierno saliente, al equipo de traducción, a los facilitadores y al equipo de secretaría —con un reconocimiento público al H. Jesús Alberto Rodríguez Delgado, “Chuchi”— por el sostén cotidiano del proceso.
Temas centrales y declaraciones: llamados con impacto práctico
En la penúltima jornada se trabajaron seis declaraciones que ahora serán transmitidas al Instituto para su difusión y aplicación:
- Defensa de los derechos de los niños y niñas.
- Respuesta y prevención ante desastres naturales, con énfasis en realidades asiáticas.
- Acompañamiento de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en zonas de conflicto.
- La Guía de Formación: orientaciones para una formación integral y contextualizada.
- Preparativos y líneas a impulsar para la III Asamblea Internacional de la Misión Marista (MIMA III).
- Foro sobre la vocación marista laical y su fortalecimiento en la vida provincial.
Cada texto recibió aportes y sugerencias que la Comisión Facilitadora compiló para remitirlos al Consejo General; éste decidirá cómo difundirlos y articular el acompañamiento a las Provincias. El proceso mostró una dinámica clara: del debate colegiado a la sistematización institucional, con la intención de que las llamadas no queden sólo en palabras sino que lleguen a programas, protocolos y tareas concretas en cada realidad local.
El nuevo Consejo General: un liderazgo enviado y servicial
El nuevo gobierno, encabezado por el H. Peter Carroll como Superior General, fue enviado públicamente en la misa con signos de humildad y servicio. El estilo anunciado por el Capítulo apunta a una animación marcada por la escucha, la cercanía y la sinodalidad: liderazgo al servicio de la comunión, atención prioritaria a la formación y al acompañamiento vocacional, y un compromiso explícito con los jóvenes y los más vulnerables. H. Peter recordó la figura de Champagnat como “constructor” y situó la tarea del gobierno en proteger el carisma cuidando el espíritu más que las estructuras, animando a la creatividad pastoral y a la colaboración entre hermanos y laicos.
Entre las prioridades operativas del nuevo Consejo se perfila: impulsar la aplicación de la Guía de Formación, coordinar respuestas frente a emergencias y desastres, fortalecer los protocolos de protección infantil y promover espacios de acompañamiento y pastoral juvenil que involucren activamente a laicos y comunidades educativas.
De la evaluación al envío: pasos concretos para las Provincias
La evaluación final, realizada por un módulo en línea y por grupos en Unidades Administrativas, giró en torno a una pregunta clave: “¿Qué me llevo de la experiencia del Capítulo para compartir con los demás?” Las respuestas apuntaron a acciones concretas que las Provincias pueden comenzar a desplegar en el corto y mediano plazo:
- Revisar y adaptar los itinerarios formativos locales según la Guía.
- Implementar protocolos y planes de respuesta ante desastres y situaciones de conflicto.
- Diseñar procesos de acompañamiento vocacional integrados con la vida escolar y pastoral.
- Crear espacios locales que encarnen el lema: comunidades abiertas que sean verdaderos “hogares para todos”.
¿Qué se puede esperar en los próximos meses?
- Difusión y aplicación de las declaraciones: la Comisión Facilitadora y el Consejo General acompañarán la publicación y las orientaciones para que las declaraciones lleguen a cada Provincia.
- Formación y acompañamiento: talleres y procesos formativos locales para implementar la Guía de Formación.
- Protección y emergencia: protocolos renovados para la protección de la infancia y respuestas ante desastres en coordinación provincial.
- Vocación laical y pastoral juvenil: espacios y foros para integrar a laicos en la misión y promover vocaciones en clave de acompañamiento comunitario.
- Comunión institucional: consolidar prácticas sinodales en la toma de decisiones y en la animación pastoral.
El Capítulo no concluye con la ceremonia: envía. La invitación repetida en Tagaytay fue a volver a las Provincias como comunidades misioneras renovadas, con una espiritualidad encarnada que ponga en el centro a los jóvenes, defienda la infancia y haga de cada obra un hogar abierto. Mons. Reynaldo lo sintetizó en el envío episcopal: “¡Vayan, Maristas de Champagnat! Sean un Hogar para Todos, un Río de Vida para el mundo.”