Un Legado de fe y servicio: La vida del hermano Eduardo Alburez “Guayito”
Oficina de comunicaciones
Redacción Provincial
El 5 de septiembre de 2024, nuestra familia marista en América Central se despidió con profundo pesar del Hermano Eduardo Alburez Paredes, conocido cariñosamente como “Guayito”.
Nacido el 3 de diciembre de 1928 en en San Martín Jilotepeque, Guatemala, el joven Eduardo Alburez comenzó su camino vocacional en 1942, a los 14 años de edad, cuando se unió a la Congregación Marista. Desde entonces, su vida se transformó en un testimonio viviente de la fe y el compromiso marista. En la década de 1950, Guayito inició su misión en diversos colegios maristas en Guatemala y El Salvador, donde rápidamente se convirtió en un pilar fundamental en la formación de jóvenes
Durante su carrera, el Hermano Guayito se destacó por su pasión por la educación y su amor por la misión marista. En cada institución, su presencia era sinónimo de dedicación y humanidad. Su sonrisa cálida y su abrazo afectuoso se convirtieron en símbolos de consuelo y guía para estudiantes y colegas. Como expresó el Hermano Provincial Juan Carlos Bolaños: “Cantemos al Señor un himno grande, porque nos ha regalado un testigo fiel y alegre del Reino de Dios.” Estas palabras reflejan el profundo aprecio y admiración que sentimos por la vida del Hermano Guayito, quien fue más que un educador: fue un faro de esperanza y fe para todos nosotros.
“Extrañaremos profundamente su sonrisa y su abrazo cálido. Un verdadero amigo y mentor para todos nosotros.”
Su vida, larga y fecunda, es un motivo de gratitud. A través de sus 75 años de consagración marista, el Hermano Guayito no solo contribuyó a la formación de numerosos jóvenes, sino que también dejó una marca indeleble en la comunidad marista. Su legado nos llama a continuar la obra de San Marcelino Champagnat, manteniendo viva la llama de su intuición y transmitiéndola a las futuras generaciones.