Hermano Marista Alberto Ricica: Un Legado de Compromiso y Servicio

El fallecimiento del Hermano Marista Alberto Ricica, ha dejado un vacío, tanto, en la comunidad marista como, en aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo. Su vida estuvo marcada por una profunda vocación y un compromiso inquebrantable con la educación y el servicio a los demás. 

Alberto Ricica comenzó su formación marista en el Juniorado de Guatemala, el 10 de enero de 1965. A medida que avanzaba en su camino vocacional, ingresó al Postulantado en la casa de formación de Pontós, en Gerona, España, el 28 de octubre de 1967. El 02 de julio de 1968, inició su Noviciado, donde profesaría como Religioso Marista al año siguiente. 

Durante su período de formación, Alberto realizó el Escolasticado en Miranda de Ebro, España, en 1969, y posteriormente en Guatemala, entre 1970 y 1971. Fue en San Salvador donde llevó a cabo su Profesión Perpetua el 17 de noviembre de 1975, sellando así su dedicación y entrega total a la vida religiosa marista. 

La búsqueda constante de conocimiento, fue una característica fundamental en la trayectoria del Hermano Alberto Ricica. Estudió profesorado en Educación Media en Guatemala entre 1972 y 1975, y posteriormente obtuvo su licenciatura en Teología Moral en Roma, en el período comprendido entre 1987 y 1988. Además, en su afán de crecimiento espiritual, realizó un segundo noviciado en el centro de Espiritualidad El Escorial, en España, en 1986, y participó en un curso de renovación en el año 2010. 

A lo largo de su camino misional marista, el Hermano Alberto vivió su vocación en diversos servicios, desempeñando roles de animador de comunidad, educador, director y administrador en diferentes instituciones educativas:

En Guatemala, se destacó en el Liceo Guatemala, donde fue profesor entre 1972 y 1978, animador de comunidad entre 2001 y 2005, y director desde 2005 hasta 2010. Asimismo, dejó su huella en el Liceo Coatepeque, donde fue profesor en 1979, y posteriormente asumió las funciones de director y administrador desde 1980 hasta 1985. Su compromiso con la educación también se reflejó en la Escuela Marista, donde fue profesor en el año 2011. 

En Italia, el Hermano Alberto desempeñó el cargo de director de comunicaciones en la Administración General de Roma entre los años 2012 y 2015. Su labor en este ámbito fue fundamental para fortalecer los lazos y la comunicación dentro de la congregación marista a nivel internacional. 

En El Salvador, su país adoptivo, el Hermano Alberto Ricica dejó un impacto significativo en diversas instituciones educativas. En el Liceo Salvadoreño, asumió el rol de coordinador en 1989, y luego fue animador de comunidad y director entre 1989 y 1994. Posteriormente, en el Colegio Champagnat de Santa Tecla, continuó como director desde 1995 hasta 2000.  Su último servicio fue en el Liceo San Luis de Santa Ana, donde fue profesor y administrador de la comunidad desde 2016 hasta su fallecimiento en 2023.  

El legado del Hermano Alberto Ricica perdurará en la memoria de todos aquellos que tuvieron la fortuna de cruzar su camino. Su dedicación, compromiso y pasión por la educación marista son un ejemplo inspirador para las generaciones venideras. Su partida deja un vacío en la comunidad Marista, familiares y amigos, pero su legado seguirá vivo en cada estudiante, educador y persona que tuvo el privilegio de ser influenciado por su sabiduría y entrega. Descanse en paz, Hermano Alberto Ricica. 

¡Serás siempre Hermano! 

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