ITECK: jóvenes que siembran esperanza en Chichicastenango

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Miguel Angel Xirun Chan

Educador en tecnología y electrónica - ITECK

Con espíritu marista, el Instituto Tecnológico K’iche’ fortalece su compromiso con las comunidades más vulnerables a través de una experiencia transformadora de servicio y aprendizaje.

En el corazón de Chichicastenango, el Instituto Tecnológico K’iche’ (ITECK) vive con fuerza la misión de formar jóvenes comprometidos con su entorno y guiados por los valores del Evangelio. Fiel a la pedagogía de San Marcelino Champagnat, el centro educativo busca que cada estudiante aprenda no solo en el aula, sino también en el contacto con la vida y las realidades que lo rodean.

Con ese espíritu, el ITECK llevó a cabo una actividad del voluntariado, en la que todas las secciones participaron activamente, poniendo su tiempo y sus talentos al servicio de distintas comunidades del municipio. Durante varias semanas previas, los alumnos visitaron familias y escuelas rurales para identificar necesidades: baños deteriorados, techos dañados, muros sin pintura. De esa observación surgió un plan de acción que culminó en una jornada donde el aprendizaje se tradujo en compromiso.

Educar desde el servicio

La experiencia permitió que los estudiantes comprendieran el sentido profundo del lema marista: “Para educar, hay que amar.” Pintaron aulas, repararon instalaciones, compartieron dinámicas con niños y acompañaron a familias en situaciones de vulnerabilidad. Más allá del trabajo material, vivieron el valor de la solidaridad que educa, aquella que deja huella tanto en quien recibe como en quien ofrece.

Matu estudiante de la EORM Caserío Pacho Chicalte, aldea Lemoa, Santa Cruz del Quiché.

Me sentí bien, alegre, porque casi nunca nos vienen a visitar. Lo más bonito fue que arreglaron la cancha y los baños. Aprendí que no debemos tirar basura y que es bueno reciclar. Les diría a los jóvenes que sigan ayudando, que sigan adelante

El impacto no solo se reflejó en quienes recibieron la ayuda, sino también en toda la comunidad educativa. Apolinario López Pérez, docente de la institución beneficiada, expresó con emoción:

“La presencia de los estudiantes maristas fue extraordinaria. Hicieron un acompañamiento de servicio genial para nosotros y para la comunidad. Nuestros alumnos estaban emocionados desde que supieron que vendrían; fue un impacto positivo, lleno de alegría, juego y convivencia. Este tipo de experiencias fortalecen el crecimiento humano y espiritual, porque enseñan a servir con amor y a encontrar la felicidad en el compartir.”

Para el profesor, la jornada fue más que una ayuda material:

Apolinario López Pérez, docente de la institución beneficiada

“Nos enseñaron mucho, sobre todo por el espíritu con que trabajaron. A pesar del cansancio, los jóvenes lo hicieron con cariño y entrega. Eso nos motiva a todos —niños, docentes y padres— a creer que sí se pueden hacer las cosas cuando se sirven con amor. Les animo a seguir adelante con ese espíritu marista que inspira a servir al prójimo.”

Caminar junto a quienes más lo necesitan

Esta iniciativa del ITECK se enmarca en la Llamada Provincial “Priorizar la opción por los pobres”, una invitación a vivir la solidaridad como eje central de la misión marista. Al visitar las comunidades, los jóvenes no solo llevaron materiales y pintura, sino también cercanía, escucha y esperanza.

El centro educativo busca que sus estudiantes crezcan como personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas, capaces de mirar la realidad con empatía y actuar para transformarla. En ese caminar, descubren que la educación marista no se limita a transmitir conocimientos, sino a formar corazones dispuestos a servir.

Sembrar futuro en comunidad

El voluntariado en Chichicastenango no fue una jornada aislada, sino parte de un camino formativo que el ITECK impulsa año tras año. A través de sus proyectos pastorales y de servicio, el instituto fortalece su identidad marista, cultivando en sus alumnos la convicción de que la fe se hace vida cuando se convierte en acción.

Porque ser marista es mirar más allá de uno mismo, descubrir el brillo en lo cotidiano y dejar que cada acción solidaria sea una estrella más en el cielo de nuestra comunidad.

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