Bajo la mirada de María: caminar con fe en comunidad

Ely Daniela Rivera Martínez
Docente del Colegio Marista La Inmaculada, Honduras
Con el corazón de Champagnat y bajo la mirada amorosa de María, la comunidad del Instituto Marista La Inmaculada vivió un cierre inolvidable del Mes de María. Fue una jornada cargada de símbolos, emociones y espiritualidad compartida que dejó huellas profundas en quienes participaron.
La actividad, desarrollada como parte del Jubileo Peregrino de la Esperanza, inició con una solemne peregrinación desde el centro educativo hasta la Iglesia Catedral Inmaculada Concepción de Comayagua. Estudiantes, docentes, hermanos maristas y personal del colegio caminaron juntos, portando flores, cantando himnos marianos y acompañando la imagen de la Virgen en un gesto físico y espiritual de entrega, comunión y confianza.
Cada paso fue una oración. Cada mirada hacia María, un acto de fe. La comunidad se convirtió en un solo cuerpo que avanzaba con la certeza de que no estaba sola. Como María y Champagnat, caminaban con esperanza.
Una consagración que une corazones
Al llegar a la catedral, en un ambiente de silencio reverente, toda la comunidad pronunció con voz unida la Oración de Consagración a la Buena Madre. Las palabras resonaron con fuerza y ternura:
“Te consagramos, Madre, nuestra vida entera: nuestras alegrías y sufrimientos, nuestras dudas y esperanzas.”
Este momento simbólico fue mucho más que un gesto litúrgico. Fue una renovación de la espiritualidad marista, una expresión viva del carisma que inspira cada día a seguir educando con amor y guiando con fe.
Voces jóvenes que inspiran
Lo más hermoso fue escuchar a los estudiantes compartir lo que vivieron:
- Aníbal (11° grado), quien personificó a Champagnat, expresó con alegría: “Me inspiró a estar alegre. A mí me gusta ver a los demás sonreír.”
- Mateo (8°) se sintió profundamente tocado: “María me inspira porque siempre fue fiel a Dios. Este momento en la catedral me acercó más a mi fe.”
- Solangel (12°) reflexionó: “Me alegra que la institución haga estas actividades. Alimentan mi fe y me dan esperanza.”
- Estrella (9°) lo describió como “un descanso interno, una paz que no puedo explicar” y manifestó su deseo de vivir la humildad de María.
- Olvin (9°) se sintió motivado a perdonar y seguir luchando por su futuro: “María y Champagnat nos muestran su fe en Dios.”
- Y Yulihen (12°) concluyó con entusiasmo: “Me he enamorado del carisma marista. Esta actividad me invita a vivir como María, con humildad y carácter.”
Una experiencia que fortalece identidad
Esta celebración no fue una actividad más del calendario escolar. Fue una vivencia integral que reforzó la identidad marista, tejió lazos de comunidad y encendió nuevamente la llama de la fe en muchos corazones jóvenes.
Bajo la mirada de María, los pasos de Champagnat siguen inspirando a nuevas generaciones a caminar juntos, con esperanza, humildad y alegría.