Maristas en Naranjo: Solidaridad del Colegio Marista de Alajuela en acción

Jordan Rojas
Profesor de español - Colegio Marista de Alajuela

En el mes de abril, el equipo docente y administrativo del Colegio Marista de Alajuela vivió una jornada que marcó sus corazones. En el marco del proyecto Marista Tejiendo Sueños, se trasladaron a distintas escuelas de la comunidad de Naranjo, con el objetivo de llevar esperanza, alegría y formación en valores a cientos de niños, tal como lo soñó San Marcelino Champagnat.
La planificación fue cuidadosa. Se asignaron coordinadores por escuela, se diseñaron actividades formativas, lúdicas y profundamente humanas. Cuando llegó el día, los docentes se desplazaron más de una hora. A nadie le importó el cansancio: la meta era clara, sembrar amor y acompañar desde la sencillez.
Con entusiasmo y sonrisas, los niños recibieron a los maristas. A través de diversas dinámicas participativas, juegos y cuentos con mensaje, se generó un espacio de encuentro cargado de alegría, reflexión y aprendizaje. El propósito fue claro: sembrar respeto, empatía y esperanza en un ambiente de cercanía y fraternidad.
Más allá de las dinámicas, lo que verdaderamente transformó a todos fueron los gestos sencillos de gratitud: un abrazo sincero, un sticker compartido, una figura de plastilina entregada con el corazón. Momentos pequeños, pero profundamente significativos.
“Fue una experiencia que nos tocó el alma”, expresó Amy Matarrita, profesora de Español. “Nos permitió reconectar con nuestra vocación”, compartió Priscilla Ugalde, profesora de Música. “Ser Marista es mirar más allá, con entrega y sensibilidad”, añadió Suzanne Morales, del Departamento de Consejería.
Otros docentes destacaron cómo esta vivencia les permitió abrir los ojos a realidades distintas, renovar su compromiso educativo y vivir con mayor intensidad el espíritu marista. “Nos permitió ver a Dios en la alegría de los niños”, compartió María José Rodríguez, profesora de Estudios Sociales y Cívica.
Este encuentro fue más que una actividad solidaria. Fue una vivencia profunda de misión, evangelización y reencuentro con el corazón marista. Como comunidad educativa, reafirmaron que ser Marista es caminar junto a los demás, especialmente con quienes más lo necesitan, compartiendo desde lo profundo del Evangelio.