FORMAR: un encuentro con el corazón marista

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Oficina de comunicaciones

Redacción Provincial

El Centro Marista de Formación en Guatemala se llenó de vida, espiritualidad y fraternidad del 14 al 29 de noviembre durante el curso FORMAR. Este encuentro, que reúne a educadores y hermanos de toda la Provincia Marista de América Central, trasciende las expectativas de un programa de formación. Es un espacio donde la identidad, la vocación y el compromiso con la misión marista encuentran un terreno fértil para florecer.

Desde las primeras dinámicas hasta los momentos de reflexión más íntimos, FORMAR invita a los participantes a reencontrarse con lo esencial: su vínculo con el carisma de san Marcelino Champagnat y la Buena Madre. Aquí, educadores y hermanos no solo reflexionan sobre su papel en la misión marista, sino que renuevan su deseo de continuar ayudando, creciendo y fortaleciendo los lazos que los unen como familia global.

Una experiencia de transformación

En FORMAR, cada actividad está diseñada para profundizar en la espiritualidad, la identidad y el liderazgo de los participantes. Las jornadas se convierten en un viaje personal y comunitario, donde la diversidad de voces —provenientes de países como El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Puerto Rico y Cuba— enriquece cada conversación y cada encuentro.

Durante estos días, los asistentes no solo aprenden, sino que encuentran un espacio para sanar, crecer y asumir con esperanza los retos que plantea la vida y la misión educativa. Celebrar la fidelidad, el amor y el respeto hacia San Marcelino y la Buena Madre se convierte en un acto colectivo que fortalece el sentido de pertenencia a esta gran familia.

Testimonios que inspiran

Los participantes no solo regresan a sus hogares con nuevos aprendizajes, sino con corazones renovados. Las palabras de quienes vivieron FORMAR son un reflejo de su impacto transformador:

El valor de una vivencia que trasciende

FORMAR no es solo un curso, es un lugar de encuentro con uno mismo, con los demás y con Dios. Es una experiencia que transforma mentes, toca corazones y fortalece el compromiso de educar mentes y formar corazones.

Este encuentro es un recordatorio de que la misión marista es una obra en continuo crecimiento, tejida por las manos de quienes creen en el poder de la educación y la espiritualidad. FORMAR construye puentes entre las diversas realidades de la provincia, dejando una huella que perdura en cada participante.

Gracias a cada educador, catequista y hermano por asumir este reto con dedicación y amor. Que esta experiencia siga iluminando su camino y que la misión marista, inspirada por san Marcelino, continúe siendo un faro para quienes buscan transformar el mundo a través de la educación.

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