H. Basilio Rueda: Un Legado de Devoción y Servicio
Por: Comunicaciones
América Central
El h. Basilio Rueda, cuyo nombre de nacimiento fue José Basilio Rueda Guzmán, nació el 16 de octubre de 1924 en Santa Ana Acatlán, también conocido como Acatlán de Juárez. Hijo de Heladio Rueda y Josefina Guzmán, creció en una familia compuesta por tres hermanos: Eladio, María Guadalupe y Josefina. Su vocación religiosa se afirmó cuando pronunció sus votos el 8 de diciembre de 1944.
El h. Basilio era un fiel discípulo de Dios, encantado y sorprendido por el amor gratuito que Dios le profesaba. A través de este artículo, viajaremos por la vida y legado del h. Basilio, descubriendo las cualidades que inspiran e invitan a la imitación.
- Amor Profundo por Jesucristo:
Para quienes tuvieron la fortuna de conocerlo, el h. Basilio irradiaba un amor genuino por Jesucristo. Su diario refleja su pasión: “Todo me lleva a centrar la atención y el amor en la maravillosa persona de Jesús, a quien deseo conocer”. Esta conexión especial con Jesucristo se hacía palpable en momentos de adoración al Santísimo Sacramento.
- Hombre Contemplativo:
Su relación con Dios era íntima, algo que solo él y Dios compartían, pero que se reflejaba en su comportamiento y escritos. La profundidad de su unión con Dios también quedaba plasmada en sus momentos de reflexión y contemplación, como señaló durante un retiro espiritual.
- Espíritu de Fe Inquebrantable:
Su fe fue la base sobre la que construyó su vida espiritual. Se manifestaba en su oración, adoración, y especialmente en la celebración de la Eucaristía. Esta fe profunda también se evidenciaba en su amor a María y en su constante apoyo a sus hermanos, especialmente en los tiempos más difíciles.
- Fortaleza Interior:
A pesar de las adversidades, el h. Basilio siempre mostró ecuanimidad, confiando plenamente en la Providencia. Esta fuerza provenía de una profunda vida interior que le permitía abordar los retos con serenidad.
- Prudencia en la Acción:
Antes de tomar una decisión o dar una respuesta, reflexionaba y consultaba con Dios. Su respeto hacia las opiniones ajenas y su capacidad para abordar situaciones complejas con discernimiento son testimonios de su prudencia.
- Humildad Innata:
A pesar de sus responsabilidades como Superior General, el h. Basilio vivió con una sencillez y humildad admirables, reconociendo sus propias limitaciones y sirviendo a otros en tareas cotidianas.
Finalmente, el h. Basilio nos dejó un legado que va más allá de sus palabras y acciones. Invitó a que la vida marista se centrara en Dios. En sus últimas palabras a amigos cercanos, expresó: “Pongo todo en las manos de Jesucristo, en las manos del Padre y me siento con una paz profunda, en la acción de gracias y de alabanza. Sé que no hay mejores manos que las de Dios y es en ellas en las que me he puesto”.